El miércoles 21 de Marzo, a las 19 hs.,
en el Centro Cultural de la Cooperación,
fue la presentación del libro:
“Barrio Abierto” CHICOS QUE ESCRIBEN
Tienen entre 8 y 16 años.
Viven en la Villa El Mercado,
en Caseros, Partido de Tres de Febrero,
provincia de Buenos Aires, Argentina.
Hace dos años que asisten al taller literario
de la Fundación de la Calle a la Vida.
Publican un libro de cuentos,
escrito e ilustrado por ellos mismos.
¿Cómo no acompañarlos?
Los chicos del taller literario de la Fundación de la Calle la a Vida, escriben e ilustran “Barrio Abierto”.
Crean historias que abarcan todos los géneros, ejerciendo su derecho a expresarse, pero sobre todo, produciendo un hecho artístico que sorprende por su frescura.
Ya desde el título, éste es un libro que invita, que incluye.
Recorriendo sus páginas, el lector tendrá posibilidad de disfrutar de cada uno de estos relatos.
Y al mismo tiempo, estará participando activamente en la construcción de otra gran historia que recién comienza a escribirse: el futuro de sus autores.
Bienvenidos.
Jeremías Pross / Nair Castillo / Santiago Ezequiel Garnica / Gastón Alvarado / Michel Pereyra / Aníbal Alvarado / Macarena Poli / Jésica Puca / Mélani Puca / Micaela Domínguez / Daiana Aramayo / Ian Sánchez / Leo Quiroga / Gonzalo Quiroga / Néstor Puca / Estefanía Núnez / Julián Patiño / Karen Chacoma / Nahuel Wilson / Salomé Barrionuevo / Luz Clara Quinteros / Abigail Luna / Lucía Aramayo / Pamela Pereyra
Crean historias que abarcan todos los géneros, ejerciendo su derecho a expresarse, pero sobre todo, produciendo un hecho artístico que sorprende por su frescura.
Ya desde el título, éste es un libro que invita, que incluye.
Recorriendo sus páginas, el lector tendrá posibilidad de disfrutar de cada uno de estos relatos.
Y al mismo tiempo, estará participando activamente en la construcción de otra gran historia que recién comienza a escribirse: el futuro de sus autores.
Bienvenidos.
BARRIO ABIERTO
Jeremías Pross / Nair Castillo / Santiago Ezequiel Garnica / Gastón Alvarado / Michel Pereyra / Aníbal Alvarado / Macarena Poli / Jésica Puca / Mélani Puca / Micaela Domínguez / Daiana Aramayo / Ian Sánchez / Leo Quiroga / Gonzalo Quiroga / Néstor Puca / Estefanía Núnez / Julián Patiño / Karen Chacoma / Nahuel Wilson / Salomé Barrionuevo / Luz Clara Quinteros / Abigail Luna / Lucía Aramayo / Pamela Pereyra
Oscar Marful,coordinador del taller literario de la Fundación de la Calle a la Vida, nos cuenta un poco como fue el proceso creativo que terminó desembocando en "Barrio abierto".
En Enero de 2001, en un semáforo de Buenos Aires, me tocó ver a dos chicos que hacían sus malabares con unas pelotitas, delante de un camión que transportaba caudales.
Las contingencias del tránsito los habían dejado frente a frente.
Por un lado, los billetes, con sus ceros y sus próceres ordenados meticulosamente, viajando con custodia y aire acondicionado, y por el otro, dos pibes asándose al rayo del sol por un par monedas.
Pocas veces tiene uno la posibilidad de presenciar un contraste tan desmesurado.
En lo que tarda la luz de un semáforo en cambiar de color, el azar había montado una escena que mostraba con toda crudeza, el desamparo al que estaban expuestos algunos de nuestros niños. Y tal vez lo más violento, era, paradójicamente, la pasividad con la que todos aceptábamos esa tragedia.
Pensé largamente en el hecho, pero no fui capaz de transformarlo en ninguna acción concreta.
Lo que no sabía, era que precisamente ese mismo verano, a pocos kilómetros de allí, un grupo de amigos emprendía una tarea solidaria, destinada a proteger algunos de los derechos más esenciales de la niñez. Y lo hacían cuando el País más lo necesitaba.
De la Calle a la Vida, era el nombre que habían elegido para semejante proyecto.
Más claro, imposible.
Nueve años después los conocí, cuando me acerqué a la Fundación con la intención de armar un taller de lectura y escritura.
Conversamos un rato y después me llevaron a la sala de computación, donde me presentaron a los chicos, quienes tuvieron la cortesía de apartar la vista de los monitores para escucharme.
Les hablé de la propuesta, y el sábado siguiente volvimos a encontrarnos a las diez y media de la mañana. Así siguió pasando durante meses, sábado tras sábado, hasta que un día me di cuenta que las computadoras estaban apagadas, y sólo se encendían cuando terminaba el taller.
En otras palabras, el Facebook le había hecho lugar a la lectura sin que nadie lo notara.
Poco a poco algunos chicos se fueron animando a escribir sus propias historias, sus propias ficciones, al tiempo que otros las ilustraban, con la generosa ayuda de Jorge Mikelman, un profe de arte amigo, amigo del arte.
Así se gestó “Barrio Abierto”. Los textos y los dibujos se fueron acumulando, y el hecho artístico tomó cuerpo, hasta terminar convertido en este libro.
Toda manifestación artística requiere creatividad y trabajo. Pero en este caso, los autores, también han tenido que aportar valentía y confianza. Eso es algo que quiero agradecerles por escrito, públicamente y para siempre.
Claro que sin el apoyo de la Fundación de la Calle a la Vida, nada de esto hubiera sido posible. Así que, vaya también mi agradecimiento a esa banda de porfiados, capaces de sembrar en medio de la tormenta. Y el orgullo de contarlos hoy como amigos entrañables.
Quisiera dedicar estas últimas líneas para desmentir enfáticamente que ésta haya sido una labor desinteresada.
Es hora de que el lector sepa de una vez por todas, que tanto mis compañeros de la Funda, como los autores de este libro y yo, hemos puesto en este proyecto muchísimo interés. Mucho más que el que hubiera devengado aquel camión recaudador de caudales, repleto de dinero.
Oscar Marful
(Coordinador del taller literario de la Fundación de la Calle a la Vida. Barrio abierto es un libro de cuentos, escrito e ilustrado por chicos que tienen entre 8 y 16 años que viven en la villa El Mercado, en Caseros, Pcia de Buenos Aires.)
En Enero de 2001, en un semáforo de Buenos Aires, me tocó ver a dos chicos que hacían sus malabares con unas pelotitas, delante de un camión que transportaba caudales.
Las contingencias del tránsito los habían dejado frente a frente.
Por un lado, los billetes, con sus ceros y sus próceres ordenados meticulosamente, viajando con custodia y aire acondicionado, y por el otro, dos pibes asándose al rayo del sol por un par monedas.
Pocas veces tiene uno la posibilidad de presenciar un contraste tan desmesurado.
En lo que tarda la luz de un semáforo en cambiar de color, el azar había montado una escena que mostraba con toda crudeza, el desamparo al que estaban expuestos algunos de nuestros niños. Y tal vez lo más violento, era, paradójicamente, la pasividad con la que todos aceptábamos esa tragedia.
Pensé largamente en el hecho, pero no fui capaz de transformarlo en ninguna acción concreta.
Lo que no sabía, era que precisamente ese mismo verano, a pocos kilómetros de allí, un grupo de amigos emprendía una tarea solidaria, destinada a proteger algunos de los derechos más esenciales de la niñez. Y lo hacían cuando el País más lo necesitaba.
De la Calle a la Vida, era el nombre que habían elegido para semejante proyecto.
Más claro, imposible.
Nueve años después los conocí, cuando me acerqué a la Fundación con la intención de armar un taller de lectura y escritura.
Conversamos un rato y después me llevaron a la sala de computación, donde me presentaron a los chicos, quienes tuvieron la cortesía de apartar la vista de los monitores para escucharme.
Les hablé de la propuesta, y el sábado siguiente volvimos a encontrarnos a las diez y media de la mañana. Así siguió pasando durante meses, sábado tras sábado, hasta que un día me di cuenta que las computadoras estaban apagadas, y sólo se encendían cuando terminaba el taller.
En otras palabras, el Facebook le había hecho lugar a la lectura sin que nadie lo notara.
Poco a poco algunos chicos se fueron animando a escribir sus propias historias, sus propias ficciones, al tiempo que otros las ilustraban, con la generosa ayuda de Jorge Mikelman, un profe de arte amigo, amigo del arte.
Así se gestó “Barrio Abierto”. Los textos y los dibujos se fueron acumulando, y el hecho artístico tomó cuerpo, hasta terminar convertido en este libro.
Toda manifestación artística requiere creatividad y trabajo. Pero en este caso, los autores, también han tenido que aportar valentía y confianza. Eso es algo que quiero agradecerles por escrito, públicamente y para siempre.
Claro que sin el apoyo de la Fundación de la Calle a la Vida, nada de esto hubiera sido posible. Así que, vaya también mi agradecimiento a esa banda de porfiados, capaces de sembrar en medio de la tormenta. Y el orgullo de contarlos hoy como amigos entrañables.
Quisiera dedicar estas últimas líneas para desmentir enfáticamente que ésta haya sido una labor desinteresada.
Es hora de que el lector sepa de una vez por todas, que tanto mis compañeros de la Funda, como los autores de este libro y yo, hemos puesto en este proyecto muchísimo interés. Mucho más que el que hubiera devengado aquel camión recaudador de caudales, repleto de dinero.
Oscar Marful
(Coordinador del taller literario de la Fundación de la Calle a la Vida. Barrio abierto es un libro de cuentos, escrito e ilustrado por chicos que tienen entre 8 y 16 años que viven en la villa El Mercado, en Caseros, Pcia de Buenos Aires.)
Contratapa del libro
Como muchos de nosotros sabemos, hay un país que a veces no se ve.
Es cierto, su existencia no depende de la visibilidad ni de la exposición.
En esa parte del país que muchas veces no vemos, pasan cosas como éstas, gente que convoca a chicos para leer y escribir, contar sus historias y buscarse en sus poemas.
Me detengo en el nombre de la fundación: “…de la calle a la vida”, un nombre que es una invitación, pero no sólo.
Es también una forma de estar en el mundo, una forma de entender nuestros días. Y es también una declaración de principios que en su enunciado habla de sí, habla del otro, habla de todos.
En 1985 el escritor italiano Ferdinando Camon, fue entrevistado, junto con cuatrocientos escritores, por el diario Libération de París.
Los cuatrocientos escritores respondían la misma pregunta.
¿Por qué escribe? Escribo por venganza, contestó el autor.
No por justicia, ni por santidad, ni por la gloria; sino por venganza.
Todavía, dentro de mí siento esta venganza como justa, santa, gloriosa.
Mi madre sabía escribir sólo su nombre y apellido. Mi padre, apenas un poco más.
En el pueblo en que nací, los campesinos analfabetos firmaban con una cruz.
Cuando recibían una carta del municipio, del ejército o de la policía (nadie más les escribía), se asustaban y acudían al cura para que se las explicara. Los vi pasar muchas veces, yo era un muchacho.
Desde entonces sentí la escritura como un instrumento de poder.
Y soñé siempre con pasar del otro lado, poseerme de la escritura, pero para usarla a favor de aquellos que no la conocía: para cumplirles sus venganzas.
Leer “Barrio abierto” me dio una infinita alegría, por sus textos, porque sus autores, todos ellos, celebran la búsqueda de las palabras, y también porque este libro marca un camino diferente, un destino que seguramente, como quería Camon, los hará pasar del otro lado.
Ángela Pradelli
Octubre 2011
Ángela Pradelli es profesora de Letras, escritora y periodista., y desde 2009 es la encargada de coordinar el Plan Nacional de Lectura en la región bonaerense.
Como muchos de nosotros sabemos, hay un país que a veces no se ve.
Es cierto, su existencia no depende de la visibilidad ni de la exposición.
En esa parte del país que muchas veces no vemos, pasan cosas como éstas, gente que convoca a chicos para leer y escribir, contar sus historias y buscarse en sus poemas.
Me detengo en el nombre de la fundación: “…de la calle a la vida”, un nombre que es una invitación, pero no sólo.
Es también una forma de estar en el mundo, una forma de entender nuestros días. Y es también una declaración de principios que en su enunciado habla de sí, habla del otro, habla de todos.
En 1985 el escritor italiano Ferdinando Camon, fue entrevistado, junto con cuatrocientos escritores, por el diario Libération de París.
Los cuatrocientos escritores respondían la misma pregunta.
¿Por qué escribe? Escribo por venganza, contestó el autor.
No por justicia, ni por santidad, ni por la gloria; sino por venganza.
Todavía, dentro de mí siento esta venganza como justa, santa, gloriosa.
Mi madre sabía escribir sólo su nombre y apellido. Mi padre, apenas un poco más.
En el pueblo en que nací, los campesinos analfabetos firmaban con una cruz.
Cuando recibían una carta del municipio, del ejército o de la policía (nadie más les escribía), se asustaban y acudían al cura para que se las explicara. Los vi pasar muchas veces, yo era un muchacho.
Desde entonces sentí la escritura como un instrumento de poder.
Y soñé siempre con pasar del otro lado, poseerme de la escritura, pero para usarla a favor de aquellos que no la conocía: para cumplirles sus venganzas.
Leer “Barrio abierto” me dio una infinita alegría, por sus textos, porque sus autores, todos ellos, celebran la búsqueda de las palabras, y también porque este libro marca un camino diferente, un destino que seguramente, como quería Camon, los hará pasar del otro lado.
Ángela Pradelli
Octubre 2011
Ángela Pradelli es profesora de Letras, escritora y periodista., y desde 2009 es la encargada de coordinar el Plan Nacional de Lectura en la región bonaerense.
Video: De la Calle a la Vida
Informe especial de Mario Giordano. Chicos de entre 8 y 16 años de villa El Mercado de Caseros, realizan un taller literario y están a punto de publicar un libro de cuentos, con mucha cratividad y ganas de aprender. Entrevista a Pablo Fernández, de la fundación "De la calle a la vida", y a Oscar Marful, coordinador del taller literario. Emitido por Visión Siete, noticiero de la TV Pública argentina, el miércoles 17 de agosto de 2011.
http://www.tvpublica.com.ar.
http://www.tvpublica.com.ar.
¡¡Gracias Oscar!!
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